miércoles, mayo 26, 2010

Día después

Ahora...ya no importa tanto

martes, mayo 25, 2010

Desahogo


















Voy a escribir de esa parte que nadie escribe. De cuando preparas el matrimonio. Y te cansas y te estresas. Y no alcanzas a reclamar que porqué tu tienes que hacer todo si...y al final te quedas dormido. Al principio es maravilloso...
Después...
Uno se pone sensible. No quiero que me critiquen, no quiero pelear por la lista de tragos, apenas me imagino con horror un par de invitados borrachos...

En el trabajo solo espero que termine la jornada para llegar a la casa a ordenar, pensando siempre en el paso que sigue. Haciendo comida flash, prometiendo día tras día que si me voy a arreglar las uñas, las cejas....el pelo...un baño relajante podría ser...
El fin de semana largo, apenas siento que descansé. Como la fiesta del matrimonio es siempre el objetivo prioritario, en vez de vitrinear botas estoy aquí, dando vuelta las cajas de vino en promoción (sin ofender a nadie...).
Y aprendo.
Tengo super claro cómo organizar un matrimonio, cuánto cuesta, cómo hacer para que cueste menos y que en el fondo, los lazos son los que cuentan. El amor es lo que vale, dijo el siútico.
Y, al final, eso es lo que más duele aprender. Mis tios no vienen, tienen un congreso. Mi tía no viene, tiene que buscar nuevo departamento porque el terremoto le destruyó el anterior. El resto de familiares no contesta, lo que significa: 1. Que solo compartiré el matrimonio con los más cercanos en vez de los consanguíneos y 2. De los invitados, la mayoría será familia del Alexis.

Y lo que pasa es que soy menos importante para ellos.
Podría sacarme los balazos diciendo que culturalmente se le da menos importancia al matrimonio que antaño...
MENTIRA!, hay tan pocos matrimonios según las encuestas, que ir a uno es toda una rareza (si, ya sé que casi todas mis amigas se han casado y van en el tema del embarazo, parto y crianza...)

Así que todo lo que me queda por decir es que hago mea culpa por no haber visitado a mis tíos con más frecuencia...sin embargo, hice mi mejor esfuerzo y que no quieran dejar su vida un rato para venir a acompañarme solo quiere decir eso: quieren seguir con su vida, no con la mía.
Y está más claro aún que puedo contar realmente con los que se la juegan por venir a verme, aunque yo esté tan lejos.

Se que hasta podría sonar ridículo, pero me enojé con ellos, me siento herida y no tengo ganas de perdonar. Me daría más rabia todavía que vinieran para mi muerte...tiene que pasar algo malo para que venga la familia. Pobre de ustedes, ni se aparezcan porque les voy a tirar las patas cuando duerman....muajajajaja

Escribo esto y estoy menos triste...algo