viernes, enero 30, 2009

Pena

Una vez caminando por las calles cerca del metro Cal y Canto, fui a dar a una confiteria antigua al lado de La Piojera. Apenas lo podia creer. La viejita que atendia con delantal de cuadritos rojos y blancos, los pastilleros, los mesones de vidrio y madera. Los dulces!. Conocí los "cupidos" y los "pololeos", dulces solo existentes en los años 60 (como la yapa o violeta alpina pero mas grande y de mas colores, con mensajes como "me gustas" y cosas asi). Aprendí que según la forma, las gomitas son danesas, suizas, inglesas, holandesas, etc.
Ese día, compré un poquito de cada dulce y me los llevé, para regalarlos en navidad.
Le hablé a todo el mundo de la confiteria con letrero antiguo y piso de baldosas blanco/negro. Del sabor de los dulces!
Ayer, pasé por ahí con la Ivonne, en el afán de mostrarle la confitería.
Nada. En el escaparate aparecen en venta los pastilleros "Ambrosoli"... a 15 lucas cada uno. La dependiente más joven estaba apoyada en el mostrador, de espaldas. No estaba la viejita de pelo blanco. Pensé que como la confitería, ella había muerto.
Qué tristeza más grande. La trsiteza de las cosas que ya nunca más serán.
Nos devolvimos, cabizbajas. Y de pura impotencia nos compramos 1 kilo de merengues y uno de almendras confitadas, respectivamente. Y después un helado. Todo envasado, sin ser pesado en balanza de metal y sin bolsita de papel. En una tienda moderna atiborrada de serpentinas y con un tipo gritando ofertas por el microfono. Muertas de calor.

3 comentarios:

Nicolás Cofré dijo...

Los buenos años y los buenos recuerdos de ellos se quedan y se van las personas que los mantuvieron

Ely dijo...

igual algo se va....

Nicolás Cofré dijo...

En fin
la vida sigue