jueves, julio 29, 2010

Del pololeo y otros azares

Así es la cosa.
Uno ama hasta que se siente menos amado, y termina. Después vuelve. Esperando cambiar y que el otro cambie para seguir. Después algo vuelve a pasar y se termina de nuevo. Yo creo que uno termina con uno mismo igual. Con el yo que era con la otra persona y la forma de comportarme con él o ella.
Mi amigo Nico ha decidido seguir-que yo creo que es volver a empezar- por eso después si no funciona uno reclama "otra vez lo mismo".
Todo mi apoyo para él. Nadie dijo que esto era fácil y paciencia más que amor es lo que se necesita a veces, porque todos los días no somos los mismos. Andar con un genio de la mil madre y tratar de entender al prójimo....no se puede. No siempre al menos.
Cuando tenga hijos siempre les voy a decir que aprovechen su niñez. Porque la cuenta del gas y la ropa que van a usar es preocupación de otro. Y ellos a jugar al patio. Les voy a enseñar a hacer la mayor cantidad de cosas posibles, para que cuando grandes no se cansen de lavar platos y tener una casa ordenada. Porque una cosa es hacer y otra muy distinta preocuparse de todo lo que me preocupo yo ahora.
Eso es lo que me tiene el colon en la mano.
Quizás debería solo "ocuparme" y no pre-ocuparme.
Eso. Y reirme un poco.

3 comentarios:

Nicolás Cofré dijo...

lo primero que hice es atinar a llamarte ni si quiera a responder esto. Gracias por ser tan amiga.
Y bueno, ya has aprendido harto de la vida y de la adultez.
Seran niños muy lindos cuando los tengas.

Anónimo dijo...

Uno ama hasta que deja de amar o uno ama hasta que te dejan de amar. El amor es una relación entre dos (contrariamente al enamoramiento que puede ser cosa de uno)

La disyuntiva entre seguir o continuar con algo se resuelve sólo mirando e nuestro interior, en nuestros corazones.

Lo de ser niños, esa es la mejor etapa de la vida. A veces ser adulto apesta.

Lindo blog.
Saludos!

Ely dijo...

Sip...Así es.