Las cosas tienen su razón de ser. Dicen.
Y si fueran de otra manera...tal vez estaríamos hablando de otra vida. No la mía.
Para dejar de hablar velado...
Por un lado está la felicidad instantánea y el Nico que me acompaña al cine y mi familia y amigos y conocidos que me quieren. Y la Vivi que me va a regalar el macetero que me hace tanta falta...Y la Lily que me va a dejar a Pto Montt... en fin.
Por otro lado están mis deseos egoístas. Como dejar de trabajar ya mismo. Cómo preguntarme porqué chucha no me pescas. Cuando la respuesta es tan fácil: no quieres, estás ocupado en otra cosa. Las ganas de que todo se cubra de pétalos de cerezo y se dé vuelta la tortilla-pero esta vez definitivamente- y el gallo no se arrepienta ni tenga miedo...
Al medio, el feroz proyecto Kamikaze con mayúsculas de cambiarme de ciudad, comuna, casa, trabajo y, si, vida también. Todo por despertar y mirar el mar todos los días. Aunque esté lloviendo...y yo muerta de frío. Aunque debo reconocer que no me ha dado frío en Puerto. Tal vez es solo la tierra bajo mis pies que se está calentando para luego estallar.
Y resumiendo todo:
Puta weón, bienvenida a tu vida!
Así es hoy... así es no más. No está la parafernalia gringa de los colores de la coca-cola. No tengo pololo, ni auto, ni plata en el celu y hay un montón más de cosas que no tengo. Pero que weno que sea así. Tranquilita mientras tanto. Estoy cansada. He trabajado mucho, y a veces, a esta hora me pongo a disvariar. Las palabras más cuerdas que te puedas imaginar.
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