Lunes, 17 de marzo de 2008

Se casó mi prima Cony. Y que jue!.
Bueno, fue…
La levantada temprano en la mañana. El chofer No siguiendo el mapa y perdiéndose por las calles de Quillota. Nosotros llegando a parecernos a Lost cuando casi caímos de guata en la casa de la novia (donde NO teníamos que llegar). La espera en la escuela de caballería. Stefano (el novio, alias el Toti) con su magnifica corbata italiana. Los benditos quitasoles japoneses. La carroza blanca que nos dejó a todos hablando y la novia que de tan linda nos dejó mudos. Cony nos saludó y rompió generosamente el silencio. Es que de verdad quitaba el aliento.
Después la ceremonia, donde varios ojos se pusieron más brillantes mientras el padre Felipe y el padre Baldo realizaban la misa. No solo estaban casando a una pareja que realmente se ama, sino que recordando a todas las demás personas lo que fue, lo que ha sido o podría ser su matrimonio. Desde arriba una privilegiada voz cantaba el Ave María que erizaba la piel. El mundo se detuvo un instante mientras Cony y Toti se ponían los anillos. Luego todo volvió a girar y la feliz pareja cruzó un pasillo de pétalos de flores y burbujas.
En el cóctel reinaron las presentaciones, el buen jazz y lo mejor para tomar y comer, mientras un denario comenzaba a adornar nuestros corazones. En el almuerzo, la mejor compañía y un excelente menú, adornado por los abanicos (que se apreciaron aún más que los paraguas).
Finalmente, mi debilidad, el baile. Los novios bailaron “Nothing Else Matters”, de Metallica, y luego el vals de los novios, donde se lució el tío Al (le picaban las patitas por bailar). Al compás de hits ochentenos aparecieron sombreros, pelucas, hawaianas y pitos, que mi tío Carlos, entre otros, hacían sonar a discreción. El primo del Toti robándose la pista de baile y el clan Zegpi con sus bellas mujeres haciendo de las suyas, bailando hasta el final. El ramo, el anillo y el balón en manos de Mi tía Guga, la Jose y el Jano, mamá y hermanos respectivamente (esto estaba arreglado!).
Se terminó la fiesta y mientras se desarmaba el decorado, la novia cantaba “Like a Virgin” con mucha gracia. Mis papás se retiraron temprano y no alcanzaron a ver esto último y mi hermano y yo gracias a que el Seba (mi primo) se ofreció a llevarnos a Santiago después. Terminamos la fiesta en la casa del tío Al y la tía Rebeca, con las preguntas del tío Carlos y la tía Marisol haciéndolo callar. Con el tío Al dándonos las gracias por participar y el novio respondiendo “de nada pues, cuando se le ofrezca no más”.
Llegamos a casa dándole las gracias a Sebastián y a Sofía por traernos.
Me acosté en mi cama feliz y pensando en alguien que conocí un poco más en la fiesta. Rezándole al destino que sea un poco piadoso conmigo, que ya bastante he tenido.
Dormí hasta hoy, más bien, no me acuerdo de nada que haya hecho el domingo…nunca lo había pasado tan bien.